Hay estudios que determinan cómo el 50% de los hombres y el 25% de la mujeres tarde o temprano acaban teniendo problemas de alopecia y ven cómo en su cabeza comienzan a aparecer calvas y perdidas de densidad capilar que molesta. No es que sea un problema de salud grave, pero sí es cierto que de cara a la imagen proyectada puede llegar a surtir ciertas complicaciones para muchos; de ahí que cada vez se hayan hecho más populares los tratamientos capilares contra la caída del pelo.

Así, a modo groso, podríamos decir que hay tres alternativas cuando vemos que nos vamos quedando sin cabello. La primera sería dejar que siga el proceso y rezar a Vishnu para no quedar como una bola de billar, la segunda pasaría por realizar un tratamiento específico para revitalizar los folículos, vigorizar las raíces de los cabellos y parar la caída; y la tercera opción pasaría por los implantes capilares, una técnica que es la más adecuada para cuando por culpa de la alopecia androgenética u otras problemáticas de salud se han perdido los folículos capilares.

Eso sí, también cabe destaca cómo dentro de las técnicas de implantes capilares existen dos bien diferenciadas dependiendo de cada caso: el Implante capilar técnica FUE y el implante capilar conocido como FUSS.

El primero de ellos, el implante capilar con la técnica FUE, cosniste en que los folículos capilares son extraídos de manera individual por un bisturí especial denominado “micropunch” y posteriormente, tras haber pasado primero por un proceso de cultivo en unos recipiente especiales bajo condiciones especiales de temperatura y humedad, se reimplantan en la zona del cuero cabelludo afectada. Es una técnica donde no queda cicatriz y donde no hay dolor.

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El segundo caso, el del implante FUSS la cosa ya es algo más complicada. En este caso lo primero que se hace es extraer una lámina de piel con pelo de la zona donde los folículos capilares aún están sanos. Después se toma esa “materia prima” y se pasa por el microscopio, donde se seleccionan los mejores folículos, se separan dependiendo de cuántas raíces puedan llevar en su interior y se acaban sometiendo a un proceso de cultivo controlado hasta que llega el momento de volver a implantarlos en la zona donde corresponda. Por cierto, como os habréis imaginado esto se realiza con anestesia local, ya que sino la gracia sería supina. No obstante debo aclarar que no acaban quedando cicatrices, ya que una vez se ha extraído la lámina indicada se realiza una sutura tricofítica, por donde volverá a crecer el cabello.

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